sábado, 1 de junio de 2013

Instante a instante, contigo, con todos

¿Desde cuando estamos obligados a planearlo todo? ¿Cuál fue el momento en el que empezamos a no poder vivir sin cuadricular nuestras vidas? ¿Cuándo se inventó la rutina? Y sobre todo, ¿por qué se inventó? Seguramente sería alguien aburrido. Alguien que apreciaba tan poco cada milímetro del mundo que le rodea que pensaba que no tenía nada que hacer.
Una persona que pensaba que necesitaba ocupar su tiempo, tiempo que no quería ''perder''. Pero, ¿cuándo perdemos realmente el tiempo? ¿Quién decide si algo es o no una pérdida de tiempo? ¿Acaso pararte a observar las nubes en un parque, o leer un libro tranquilamente, o simplemente sentarte a charlar con alguien o contigo mismo es una pérdida de tiempo? ¿Cuándo dejamos de apreciar las pequeñas cosas? ¿Cuándo estudiar para un examen o terminar un informe del trabajo empezó a ser más importante que vivir tu vida? Con todas las formas de vivir la vida que hay, ¿por qué elegimos la peor? ¿Por qué este estrés constante? ¿Por qué este ritmo de vida frenético? ¿Para qué empeñarse en conseguir más cosas que el de al lado? ¿Para qué? ¿De qué te sirve? ¿Qué obtendrás realmente? ¿Quizás satisfacción? ¿Tranquilidad? Tal vez sea un poco de ambas, pero querrás más y más, y mientras tanto tu ritmo de vida sigue subiendo, y más y más, y no te das cuenta de que realmente no necesitas nada de lo que quieres conseguir, que disfrutar de la vida no es tener un plan guay cada fin de semana. La vida se disfruta día a día, hora a hora, instante a instante, contigo, con todos. Cada día es un mundo nuevo, una historia por escribir, una hoja en blanco que espera ser dibujada y, sí, hoja a hoja se formarán poco a poco capítulos, y capítulo a capítulo irá transcurriendo la gran historia de tu vida. Tú decides cómo quieres pasar cada página, cómo quieres dibuja y escribir en cada una de ellas, y, sobre todo, tú decides cómo quieres que sea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario